sábado, 14 de enero de 2012

"Dos caras de la prostitución" Marta Rodríguez Ruiz

http://wikidiario.info/news/life/-/9c5138a0-b82e-43fa-8ec6-cee9fb752cb9/una-visi-n-objetiva-sobre-la-prostituci-n.html

 
Dos caras de la prostitución

Algunas prostitutas son víctimas de la trata de personas, otras trabajan voluntariamente. Unas personas las ven como delincuentes, otras como símbolo del machismo. Todo el mundo las ignora.
Montse Neira es prostituta y estudiante de Ciencias Políticas en la UAB. Esta barcelonesa de casi cincuenta años tiene un físico impensable para su edad, pero está cansada. Lleva más de 20 años ejerciendo la prostitución y escuchando una realidad tergiversada sobre ella por culpa de los tópicos y los prejuicios. Quiere acabar con las interpretaciones abolicionistas. ‘Las prostitutas no somos nada’, asegura. Hay leyes, pero una cosa es la teoría y otra la práctica. Montse dice que hay mucha hipocresía, sobre todo, por parte del Estado. La posición adoptada por Barcelona y otros municipios es prohibicionista debido a que en el espacio urbano es donde aparecen más visibles las aflicciones y discriminaciones que sufre el colectivo. Pero Montse tiene claro que la prohibición no es el camino y que para llegar a la regulación aún falta mucho.
Además, Neira destaca que la gente no es tolerante y todavía falta mucho para conseguir la aceptación total. Está harta de movilizarse para lograr un reconocimiento, pero todo son rechazos y comentarios de menosprecio a la función social que realiza. Está en contra del sector abolicionista, formado por feministas radicales partidarias de erradicar la prostitución. Este grupo quiere suprimir la prostitución porque afirma que con ella todas las mujeres prostitutas son explotadas sexualmente y víctimas de la trata de personas.
"Según ellas, yo soy una víctima", asegura Montse. Así de claro se recoge en el manifiesto por la abolición de la prostitución que defienden organizaciones como Apramp y la Plataforma de Organizaciones de Mujeres por la Abolición de la Prostitución, entre otras. En uno de los puntos establece que "la prostitución constituye, en todos los casos y circunstancias, una enérgica modalidad de explotación sexual de la personas prostituidas, y una de las formas más arraigadas en las que se manifiesta, ejerce y perpetua la violencia de género". Esta simplificación impide diferenciar entre la prostitución forzada y la no forzada. Las situaciones de las mujeres que realizan este trabajo son muy dispares: inmigrantes sin papeles, estudiantes o amas de casa. Lo mismo puede decirse de las condiciones materiales en las que lo realizan: en la calle, en un piso, en clubes… Tampoco es cierto, como afirma el colectivo abolicionista, que todas las mujeres que se dedican a la prostitución vienen de otros países, captadas por mafias que las obligan a prostituirse en contra de su voluntad. Todo esto supone una distorsión de la realidad, según Montse Neira.
Ante la falta de un estudio objetivo, las cifras no son reales, sólo estimativas. Neira conoce muy bien el sector y hace aproximaciones que ni de lejos se asemejan a los datos que ofrecen muchos organismos sobre las víctimas de trata, que hablan hasta de cientos de miles de afectados en Europa. Asegura que las únicas fuentes de las que nos podemos fiar son las de la Guardia Civil. "No conocemos el volumen pero sabemos que hay trata", asegura Joaquín Sánchez-Covisa, fiscal de sala del Tribunal Supremo y coordinador de Extranjería. Se puede partir del número mínimo de 951 víctimas (permisos de residencia que se han concedido entre 2000 y 2008 en virtud del artículo 59 de la Ley de Extranjería, que se aplica a víctimas que han denunciado o facilitado a la policía información "relevante" para desarticular las redes que las han traído). Pero la cifra es mayor porque hay muchas que no denuncian por miedo, otras que lo hacen pero se les deniega el permiso por falta de información relevante, o las que no piden el permiso de residencia porque quieren volver a sus países.
El Consejo de Europa, empeñado en que las prostitutas víctimas de la trata de personas no sean consideradas delincuentes en los países donde ejercen, ha puesto en marcha el proyecto Greta, que consiste en prestar ayuda legal y apoyo económico para la repatriación y reinserción en el país de origen. No todos los países del Consejo se han sumado al programa. Rusia, uno de los más afectados, por ejemplo, no lo ha hecho. Aún así, la jurista noruega Hanna Sophie Greve, que está al frente de la iniciativa, considera que se ha avanzado mucho y que hoy las redes de tráfico de personas no operan con tanta inmunidad como antes en Europa.
España ratificó el convenio del Consejo de Europa el pasado 2 de abril, por lo que se compromete a no repatriar a las víctimas de las redes sin su consentimiento y sin garantías de que no vayan a volver a ser captadas.
Estas mujeres necesitan romper los lazos muy estrechos que las mafias tejen a su alrededor para que no huyan. Están sometidas a vigilancia constante y obligadas a satisfacer hasta a una treintena de clientes al día. Despojadas de su pasaporte y cambiadas de club y ciudad con mucha frecuencia, muchas veces no saben ni dónde están y, mucho menos, tienen a dónde acudir para pedir ayuda.
Muchas prostitutas, sin embargo, como recalca Neira y confirma la ONG Proyecto Esperanza, no son víctimas de la trata de personas. Asimismo, no todas las víctimas de la trata acaban ejerciendo la prostitución. Hay mujeres que son captadas para el servicio doméstico, para los talleres de confección de ropa, la agricultura y los matrimonios de conveniencia. Es una forma de esclavitud, condenada por los organismos europeos, pero difícil de parar. Detrás del tráfico de armas y drogas, el más lucrativo es el de personas.
Las mujeres son engañadas, a menudo por un conocido, respecto al tipo de trabajo que van a realizar en el país de destino o respecto a las condiciones en las que se va a desempeñar el mismo. La trata de mujeres en España se da en su mayoría para explotación en la prostitución, la agricultura, la mendicidad y la venta ambulante.
En los últimos años, se ha notado una mayor afluencia de mujeres de Europa del este y el África subsahariana. Estas redes son en ocasiones organizaciones fuertes, bien estructuradas, que cuentan con miembros tanto en los países de origen como en los de destino. En otros casos, la trata la puede llevar una persona sola o un grupo reducido de individuos que se ponen de acuerdo para la comisión del delito, pero sin mayor infraestructura. Las mujeres son captadas en sus países a través de la falsa promesa de un trabajo bien remunerado, como camareras, bailarinas, enfermeras, cantantes, modelos, empleadas en el servicio doméstico o para trabajar en la prostitución bajo unas condiciones laborales que luego resultan ser falsas.
El primer contacto o captación de la mujer se produce en la mayoría de los casos a través de la presencia directa de miembros de la red en el país de origen, por medio de ofertas de empleo en periódicos y revistas, a través de agencias de empleo, agencias de modelos, agencias de viaje, a través de personas conocidas, familiares o amigos que actúan, consciente o inconscientemente, como intermediarios de la organización.
El primer aviso de que no todo es cómo se lo había imaginado lo tiene la víctima cuando la persona de contacto le confisca el pasaporte, los billetes de vuelta y el dinero. Las vigilan de cerca cada minuto. A algunas las encierran bajo llave, a otras les dan palizas o violan hasta que anulan su voluntad. En otros casos, las amenazan con matar a sus familias en Rumanía, Rusia, Nigeria... Algunas no hablan español. No tienen forma de salir. En el caso de Nigeria, uno de los métodos de control más eficaces es el vudú.
En los clubes hay mujeres obligadas a ejercer la prostitución. Sobre todo durante sus primeros meses en España, los que tardan en pagar la deuda a sus captores. Las endeudadas están obligadas a hacer cualquier cosa que les digan. A veces es su mami -la controladora, la persona que las vigila siempre-, la que se ocupa de todas sus relaciones mercantiles, de decirle lo que tiene que cobrar y con cuántos hombres tiene que mantener relaciones sexuales cada noche. Trabajan de 13 a 14 horas diarias.
En los pisos es donde las mujeres están más desprotegidas. Algunas duermen en habitaciones llenas de literas y no salen nuca. Se minimiza el gasto y optimiza el beneficio. Pero los métodos de coacción son distintos según el país de origen de la red y las víctimas. "Las redes rumanas son las más violentas", explica el comisario de la UCRIF Carlos Botrán. "Les dan palizas, puñetazos, hay violaciones en grupo, no tiemblan a la hora de ejercer la violencia física para asustar y doblegar la voluntad de las mujeres".
Montse Neira no ha pasado por esta mala experiencia aunque reconoce que hay lugares de trabajo donde se abusa de las prostitutas. A nivel económico, afirma que el sueldo está muy bien, aunque el trabajo es duro, con horarios de doce horas. Si hay clientes, no pueden comer. Si no van con el cliente que les dicen las multan. Aún así, Neira asegura que te puedes ir, que no te obligan a quedarte. "Te hacen un chantaje psicológico y si aguantas bien, si no, te vas. En todos los trabajos hay que aguantar abusos y amenazas y no es exclusivo a la prostitución". "En los 62 sitios en los que he trabajado nunca he visto tráfico ilegal de mujeres", asegura.
Ella empezó muy joven por decisión propia y a sus cincuenta continúa con ello. El tiempo ha pasado pero la visión social no: "Siguen habiendo carencias en los servicios sociales y políticas nada eficientes". Montse dice que lo que verdaderamente falta es que la prostitución se reconozca como un trabajo. "A las personas que ejercemos la prostitución no se nos escucha, tenemos que aguantar etiquetas como víctimas, viciosas o alineadas. El hecho de ser rechazadas socialmente hace que nos callemos y contribuyamos a alimentar el estigma". Ya existen leyes para hacer frente a esta lacra, sólo hace falta aplicar la ley concienzudamente. Las medidas policiales son radicales. El año pasado, antes de que España se incorporara al programa Greta, hubo multitud de redadas y a la mayoría de mujeres se les aplicó la ley de Extranjería y fueron expulsadas; eso hace que estén en una posición muy vulnerable.
Neira considera que la mejor solución contra las mafias es normalizar la prostitución. Sin embargo, mientras el tráfico de mujeres es un delito, la prostitución es alegal. La policía sólo puede perseguir los casos que violan las leyes de inmigración, lo que es una clara limitación. Si en vez de ser alegal, la prostitución estuviera legalizada, se podría perseguir a los empresarios que no tuvieran a su empleadas debidamente contratadas y aseguradas.
Las trabajadoras como Montse quieren que la prostitución en España sea legal y que no mezcle con la ilegalidad de la trata de personas. El Síndic de Greuges ya reconoce la necesidad de regular la práctica de la prostitución para que sea reconocida como un trabajo. El informe al parlamento de 2008 recoge que es una realidad social que afecta a mujeres con alto riesgo de exclusión social. Estas trabajadoras tienen riesgos de salud física, psíquica y de violencia. El objetivo del colectivo es conseguir más seguridad, protección y, sobre todo, más respeto social, ya que la falta de regulación dificulta el acceso a las administraciones e instituciones públicas por el miedo a ser detenidas o deportadas. El endurecimiento de la legislación de extranjería obliga a algunos casos a recorrer a las redes organizadas de tráfico de personas. Y el no reconocimiento de la prostitución como actividad laboral las dificulta la obtención de permiso de residencia.
Montse, indignada por el intento de manipulación de la opinión pública, creó su blog con el objetivo de mostrar la realidad de la prostitución y denunciar los comentarios manipuladores. Con cincuenta años está terminando una carrera que quizás le sirva de base para luchar contra el estigma de la prostitución y eliminar la trata de mujeres con fines sexuales. "Sólo hace falta voluntad política para aplicar todo el peso de la ley". De momento, es precavida, cauta y respetuosa. Tiene fuerzas para combatir pero no se siente apoyada. Quizás sí que sea una víctima: no por ser prostituta sino por estar excluida.

Noticia editada por:
Marta Rodríguez Ruiz


INFORMO QUE EL MARTES 21 DE FEBRERO SE PRESENTARÁ MI LIBRO "UNA MALA MUJER" A LAS 19H. EN EL CORTE INGLÉS DE LA PUERTA DEL ANGEL, 19 DE BARCELONA. PLATAFORMA EDITORIAL.

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