miércoles, 28 de marzo de 2012

Reseña de "Una mala mujer" . José Luis Mazón. Vega Media Press



"Una mala mujer" es el título del libro autobiográfico publicado por Montse Neira, prostituta independiente radicada en Barcelona, activista de los derechos de su gremio y licenciada en ciencias políticas, así como colaboradora de Vegamediapress con artículos periódicos relacionados con el mundo de la prostitución.
Es un título engañoso el del libro porque la mala mujer se muestra una persona franca, muy humana y honesta que entró en la profesión de puta para huir de la puta vida de la necesidad y la miseria tras el divorcio y la desatención por el ex marido de los gastos del hijo común, que la mantenía en el agobio continuado. No reniega de su profesión: "A la prostitución le debo todo, desde el bienestar económico porque he podido mantener mi familia y sacarla de la pobreza hasta la clase de persona que soy".

La mitad del libro está dedicado a sus vivencias de antes de entrar en la prostitución. Montse se hizo puta cerca de los treinta, empujada por la necesidad económica, nos cuenta su primer servicio, fue por los anuncios de prensa a una casa de putas en un edificio destartalado, donde la encargada estaba embarazada, le expresó a esta sus temores. Prueba ahora que tenemos clientes, le dijo la futura jefa. Y así fue, una felación, 3000 pelas, 3 minutos de reloj, sin contar el tiempo del lavado y breve conversación de 5 minutos , obtuvo lo que ganaba en 3 días de duras jornadas de 12 horas lo sacó en un rato. Empezó con una jornada reducida por las tardes ya que quería atender a su hijo.
La jefa embarazada prometió que si valía ganaría un millón de pesetas del 89 al mes. En ese primer piso estuvo un año y aprendió los trucos del oficio, como excitar al cliente en la higiene previa y poner el preservativo con la boca. Conoció el buen compañerismo y la falta de solidaridad. En esta etapa "gané muchísimo dinero". Lo primero fue juntar ahorros para comprarse un apartamento. El mundo de las putas es un mundo de idas y venidas, algunas entran, prueban y al poco se van por no soportarlo, otras afortunadas fueron retiradas por clientes con los que se casaron. De todo hay en la viña de las casas de putas que son también del mismo señor creador de todas las cosas.
Una máxima de una "madame" de Barcelona era que "los caballeros a partir de las ocho de la noche dejan de ser caballeros". Cambio muchas veces de casa de trabajo. "Llegué a estar en un total de setenta y dos lupanares hasta mi independencia". "Pisos en viviendas de vecinos, locales a pie de calle, las llamadas saunas, los masajes con final feliz..". Las tarifas iban desde las 20 mil pesetas la hora hasta las 50 mil en uno de los pisos más lujosos de Barcelona. Otros eran servicios en plan industrial, uno detrás de otro, con tarifas desde las 1.500 pesetas hasta alrededor de las 12.000 precios 1989-1995. La identificación de prostitución es igual a trata de mujeres resulta una gran mentira."En ningún burdel de los que estuve había ninguna mujer en situación de trata de seres humanos". "Más adelante conocía algunos casos de trata pero en prostitución en la calle y en algún club nocturno a los que me acerqué a través de ONG con las que empecé a colaborar".
Entre las putas existe amistad y solidaridad, en contra de lo que se cree. Con pelos y señales nos cuenta casos de prostitutas temporales que al ganar lo suficiente para volver a sus países y montar otros negocios, se dejaron el oficio.
También conoció a putas por horas. Mujeres casadas en estupenda posicion social a las que el marido no hacía mucho caso y gustaban de consumir productos y joyas de muy alta gama, que financiaban con jornadas parciales.

¿Disfruta la prostituta con el cliente? Montse lo aclara contando su experiencia. Con algunos "me han oído gritarles pidiéndoles más. Con otros he tenido y tengo una relación en que se combina sexo y afecto y a veces simplemente compañía, hablar y escuchar" Hay clientes que son muy fieles "y con ellos mantengo unas relaciones muy especiales" " me siento como si estuviera con un amante o con un novio". "Jamás he sido agredida". "Con los que eran muy agresivos en sus expresiones he llegado a devolverles el dinero". "Tengo un físico imponente, mido un metro setenta y cinco descalza y con los tacones un metro noventa".
Con los clientes discapacitados descubrió un nuevo mundo. Personas con la piel quemada, o sin piernas, con parálisis cerebral o tetrapléjicos y un largo etcétera. Su primer cliente discapacitado fue un chico con síndrome de Down de 26 años, lo traía a la casa de putas su propia madre. La compañera elegida se negó y ella aceptó ocupar su puesto. Tuvo sentimientos encontrados pues no quería hacerlo por compasión, sino tratarlo como a los demás. El chico solo quería sexo normal con una mujer que supiera entenderlo "yo no quería hacerlo y ya está sino que quería estar con él deseándolo y hacerle vibrar y que no se olvidara de mí". "todo salió muy bien". La madre le dio a Montse las gracias por aceptar lo que la elegida había rechazado y que su hijo fuera feliz. De piso en piso fue encontrando personas con discapacidad "estos hombres lo tienen todo en contra y hay que mostrar mucho tacto". "Cuando me independicé decidió que me especializaría en atender a ese colectivo".
Los viejitos, jubilados, la mayor parte viudos que se encuentran muy solos, buscan las más de las veces solo acariciar el cuerpo de una mujer.
Sobre los jóvenes ha tenido demandas de servicios, su fantasía es estar con una mujer madura. No le gustan a Montse "no los atiendo, no me siento a gusto con ellos. Me gustan más los hombres de mi generación".
Y sorpresa, también hay matrimonios donde marido y mujer se van de putas y a estar con la misma. Ellas son bisexuales y a los maridos "les encanta ver a dos mujeres retozando y más si una de ellas es la suya". "Nunca he tenido ningún problema con estar con una mujer. Todo lo contrario. He disfrutado muchísimo" con ellas".
¿Cuánto dura un servicio?. Dice Montse: "La relación sexual propiamente dicha desde el primer beso hasta la eyaculación no dura más de veinte minutos" El resto del tiempo va de charla y de algún mimo. Se habla más que se fornica.
La palabra puta también es una invocación mágica, un abracadabra que abre puertas. Lo cuenta Montse en su capítulo "mi apartamento y la independencia". Ningún banco le daba la hipoteca que necesitaba para comprarse el apartamento. Ella tenía la entrada pero no el resto. Todos le pedían nómina y ella no tenía. Hasta que decidió agarrar el toro por los cuernos y pidió hablar con el director de una entidad. Fue directa al grano. Mire yo soy puta y no tengo nómina pero puedo domiciliar "mi nómina" cada mes. El director sin más requerimientos le resolvió la papeleta y le fue concedida la hipoteca.
¿Se puede ser puta y tener novio?.Los dos últimos enamoramientos fueron Enric y Luis, cada uno en un tiempo. El primero era sindicalista y ella creía que él ignoraba que era prostituta, no se atrevía a contárselo por miedo a perderle. Pero un día en un grupo apareció un energúmeno que había estado con ella y le contó a Enric la profesión de Montse. Pero Enric no rompió la relación en ese momento, porque él ya lo sabía. Pero lo haría después, una experiencia dolorosa. La historia posterior con Luis fue parecida. Compañero de taekwondo acabó perdidamente enamorada de él, como en el caso anterior. Luis jugaba con dos barajas porque estaba también liado con otra, esta era la madre de otro compañero de taekwondo. Montse no perdona esa infidelidad, pues una cosa es el oficio de acostarse con hombre para comer y otra la lealtad de sentimientos de pareja cuya traición no soporta.
Consiguió matricularse en ciencias políticas en Barcelona. Y en el campus aparecieron profesores que eran clientes. Caras de circunstancias de los profes-clientes. Otra vez la palabra puta fue mágica. No querían cambiarle el turno por no tener certificado de empresa. Le dijo a la funcionaria "estoy trabajando de puta"; consultaron al Vicerrector y fue compasivo, el cambio se produjo.
Luego llega la fase mediática de activista de los derechos de las putas. Entrevistas en la TV2, conferencias, jornadas y escribir el libro que le encarga la editorial plataformaeditorial.com.
Montse tenía un nombre de guerra en su etapa clandestina, era "Marien", nombre que sacó, curioso, de El Quijote, pues este era el apelativo que usa la guapa mora que ha venido de Argel con el capitán cautivo. Don Quijote, el personaje histórico cuyas refriegas con el mundo son el contenido del primer libro, era como Jesús de Nazaret, hombre amigo de las prostitutas. Porque fueron dos prostitutas, la Tolosa y la Molinera, que estaban en la venta de la ceremonia de ser armado caballero, quienes le asistieron como dos princesas en la ceremonia a la luz de la luna de la ordenación caballeril. Y es que Don Quijote tenía la visión divina que le hacía pasar por loco. Y en las putas vió princesas como en las máquinas (molinos) gigantes. Así que Don Quijote ha santificado el oficio de puta y no se hable más.
La lectura del libro de Montse me ha recordado que sin saberlo ella es una nueva sacerdotisa de los templos sagrados de la prostitución que existieron en el remoto pasado de Babilonia y Carthago, pues épocas hubo en donde había monjas en los conventos de la prostitución que eran levantados en honor a las diosas de la lujuria. Tirarse a una sagrada monja de aquellas era un acto religioso, el dinero de este “cepillo” singular iba para el templo y era un acto de litúrgica ofrenda a la divinidad. Por entonces ser puta era un monacato. No tenía ningún perfil degradante. Los tiempos han ido a peor. Montse fue empujada al sacerdocio de la prostitución por los flujos estelares que la llevaron a ese oficio del cual obtiene no solo remedio a sus necesidades materiales sino un camino de autorrealización y de superación personal. Ser puta puede llegar a ser una vía iniciática para la máxima realización de la persona, el ejemplo de la vida de nuestra protagonista lo demuestra. Montse es la moderna María Magadalena que se ha hecho aspirante a Mesías redentora de las mujeres putas pero no para que abandonen su oficio si desean estar en él sino para que se les de el respeto a su condición humana y a su contribución al bien de satisfacer necesidades sempiternas del género humano.
El libro en suma es interesantísimo, es de amena lectura, y muy adecuado para quien quiera saber la realidad de ese mundo tabú de las prostitutas.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.