martes, 16 de julio de 2013

La realidad en el Barrio del Raval, Barcelona

Este documental refleja la realidad de la prostitución en las calles de Barcelona. El por qué de las ordenanzas cívicas, y la persecución de las prostitución por las instituciones. Especulación en el Barrio del Raval Cada miércoles a las ocho de la tarde, desde hace varias semanas, resuenan las cacerolas por las estrechas calles del Raval. Barcelona vuelve a ser lugar de las reivindicaciones de las trabajadoras del sexo después de la reunión mantenida el pasado 26 de abril con el alcalde Xavier Trias por las portavoces del colectivo, elegidas en asamblea por más de cien mujeres. Durante ese encuentro, no solamente denunciaron la arbitrariedad y el maltrato por parte de la Guardia Urbana; fueron más lejos y propusieron iniciar un proceso realista de mejora de sus condiciones de trabajo y de la convivencia en sus barrios como vecinas. Las portavoces pidieron a Trias que diferenciara claramente trata de prostitución. En este sentido, enfatizaron dos aspectos. Por una parte, la presión policial que afecta de forma creciente a las mujeres que puedan encontrarse en situación de prostitución forzada. Por otra, respecto a aquellas que lo consideran una opción laboral, pidieron que se tenga en cuenta que no todas quieren ser parte de los planes de “recolocación” para engrosar las filas del SEPE. Esta reunión y la posición de las mujeres puede resultar insólita porque confronta con el imaginario colectivo más habitual que las sitúa como víctimas y criminales. Pero el proceso de organización de las trabajadoras del sexo a lo largo de los últimos años, y principalmente en estos últimos meses, las coloca en un lugar distinto. La política municipal, basada en la mezcla de mecanismos fundamentalmente represivos combinados con políticas de beneficencia y supuesta reinserción, ha tenido como respuesta el desarrollo y la visibilización de reivindicaciones que no pasan por ninguna de las “alternativas” propuestas por el propio Ayuntamiento. La movilización actual nace de la desesperación cotidiana ante la constante presión policial y el cerco a los derechos de ciudadanía a través de la aplicación de la famosa ordenanza de convivencia, en vigor desde 2006. Bajo los extraños argumentos de “luchar contra la explotación sexual”, Barcelona persigue a las mujeres que dice querer proteger. Un acto de incoherencia que se ha extendido desgraciadamente por varias ciudades del Estado pese a su evidente ineficacia incluso para sus propios fines: invisibilizar la prostitución cueste a quien le cueste. La marca Barcelona y sus ordenanzas for export se luce, brilla para el turismo y la especulación inmobiliaria, ciega los espacios de visibilidad pública de la ciudadanía. Un silencio prolongado Desde la reunión con el alcalde, las mujeres trabajadoras del sexo del Raval esperaron pacientemente. Más de un mes de silencio antes de comprender que era más sencillo para el Ayuntamiento seguir victimizándolas como incapaces y persiguiéndolas como delincuentes que reconocerlas como interlocutoras. “Esperamos, pero ya no podemos seguir calladas: buscamos soluciones reales. Aquí todas tenemos obligaciones, también queremos tener derechos, no nos parece una locura”, dice Tania, que trabaja hace varios años en la calle Robador, epicentro de las caceroladas; cuenta que probablemente cambien pronto de estrategia pero no de lucha y explica la importancia de las alianzas entre movimientos: “Vamos juntando ideas y fuerzas con otra gente, es importante. Hay que buscar formas de hacernos ver, de que nos puedan escuchar, llevamos semanas de caceroladas pero parece que a los políticos no les importa lo que pasa en las calles. Si son sordos, cada vez hablaremos más claro y más alto porque creemos en lo que decimos.” Cada miércoles, la puta olla en el Raval Cansadas “de no ser consideradas vecinas de nuestro barrio” y de “esperar respuestas institucionales que no vulneren nuestros derechos”, de la invisibilización y del acoso policial, trabajadoras del sexo y vecinas del barrio se concentran cada miércoles en la calle Robador del barrio del Raval. El objetivo, según La Campaña Prostitutas Indignadas, es que les dejen trabajar. http://www.diagonalperiodico.net/libertades/trabajadoras-sexuales-hablan-claro-xavier-trias.html

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