lunes, 18 de noviembre de 2013

Trabajo sexual en México


 Las mujeres trabajadoras del sexo de México se preparan como periodistas para poder luchar cntra la estigmatización que supone enfrentarse a los medios de comunicación social. La Merced es una de las zonas dónde ejercer la prostitución supone enfrentarse a la vulneración de la mayoría de derechos humanos por parte de instituciones y delincuentes.
Montse Neira

 http://www.elmundo.es/internacional/2013/11/15/52866e2a684341f0678b4588.html

"Soy Krizna, trabajador sexual transgénero. Llegué al trabajo sexual porque aquí en México no hubo ni hay oportunidades de trabajo y de estudios. No me avergüenzo de mi trabajo, nadie me obliga a hacerlo. La extorsión y la criminalización nos forzó a organizarnos de forma pacífica". El texto que da inicio a la entrevista con una compañera de Francia está listo. Sentadas en torno a una mesa, las mujeres, todas trabajadoras sexuales (ni prostitutas, ni sexoservidoras, ni putas -aclaran- aunque este último calificativo sí lo usan cariñosamente entre ellas) debaten sobre las preguntas que deben hacer, las palabras precisas para indagar en la vida de la entrevistada sin ofender, los temas a tratar... Luego se ponen a escribir mientras los hijos de alguna de ellas juegan al otro lado de la habitación.
Muchas mujeres y transgénero del barrio de La Merced, conocida área de prostitución en el centro de la Ciudad de México, llevan años organizadas para reivindicarse como clase trabajadora, hacer respetar sus derechos y denunciar la violencia y las extorsiones a las que son sometidas, sobre todo por la policía.
También quieren "desnudar" la trata de personas, pero a través de sus víctimas. "Lo que pensamos fue, ' si solo quieren nota amarilla para hablar de nosotras, pues se la vamos a dar' y, por ejemplo, nos desnudamos en un juzgado, o nos sacamos sangre delante de la prensa para hacer mantas [pancartas] de protesta", explica Krizna. "Pero no bastó, hay más historias que contar, por eso queremos crear nuestros propios medios de difusión, crear nuestras propias notas".
La organización Brigada Callejera les dio el apoyo y el momento no podía ser más apropiado. Según explica la portavoz de este colectivo, Elvira Madrid, con una nueva ley en México contra la trata de personas, aprobada en 2012 pero cuya reforma está ahora en debate parlamentario, y unas autoridades que quieren mostrar resultados rápidos, las trabajadoras sexuales aspiraban a dejar claro varios conceptos: que no todo el mundo que está en la calle es víctima de trata; que hay que ayudar a las que sí lo son, sin criminalizarlas y atacando a los grandes del negocio y no a los más débiles; que no se puede abandonar a las mujeres que se juegan la vida por denunciar; y que no puede utilizarse el preservativo como prueba de ningún delito. ¿La forma de hacer todo esto? El periodismo.

El punto de partida

"Empezamos por lo básico, los puntos, los paréntesis, que es un 'lead', la pirámide invertida, el quién, qué, cómo, dónde, cuándo y cómo... No teníamos ni idea de qué era todo eso pero ahora, después de tres años de trabajo, preparamos un libro", comenta Krizna. Además, ella, gracias al taller y después de 22 años trabajando en la calle, acabó el bachiller y ahora intenta acceder a la universidad a estudiar derecho.
Durante meses el taller de periodismo Aquiles Baeza (aquí-les-va-esa, bromean ellas), que ahora tiene lugar en un local de la colonia Roma, se desarrolló en las casas de las propias mujeres entre risas, lágrimas, llamadas de clientes, maquillaje y reglas de ortografía. "Era salvaje", dice la profesora, la periodista Gloria Muñoz. "Al principio me tocó hacer lo que hacen ellas todos los días en la calle, dignificar mi trabajo porque para todas el periodismo eran calumnias, manipulación, discriminación, todo términos negativos".
Las clases combinan técnicas de escritura con una parte terapéutica. "Quieren desnudar la trata porque saben cómo funciona y enseguida detectan si alguien dice una mentira, hablan de la corrupción y de sus historias cotidianas marcadas por la violencia, cómo a una que la intentan ahorcar, a otra la clavan un cuchillo, otra ni sabe el número de veces que la violaron... A veces es una lloradera pero también se intercambian consejos para ganar más dinero con sus clientes".
El próximo proyecto en vista es el libro que reunirá todas las entrevistas que están haciendo. "Trabajadoras sexuales entrevistando a otras, con nuestro lenguaje y la dignidad que nos gustaría recibir de los otros medios", sentencian. Será una denuncia colectiva pero en primera persona, sin pelos en la lengua. Pero les queda lo peor, la edición. "Tú sabes lo que es eso, a ver cómo dejas todo lo que te he contado resumido en una página y que no falten las frases importantes", bromea Krizna. En su caso, hay que añadir una más, la que habla de sus planes de futuro. "Voy a entrar en la universidad y no voy a dejar la calle. Mi sueño es ejercer Derecho en una esquina".

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