miércoles, 14 de octubre de 2015

La prostitución en Al-Andalus


Existen pocos datos sobre la prostitución en Al-Andalus, ya que esta práctica siempre se ha ejercido bajo una doble  y falsa moral, la prostitución era considerada una transgresión de la ley islámica pero siempre estuvo permitida.



Lugares de prostitución:

Los lugares de prostitución en Al-Andalus eran bastante variados, con toda seguridad ventas y tabernas también serían lugares donde se daba la prostitución. En las poblaciones más pequeñas la prostitución se ejercería en las alhóndigas, casas públicas o de mercado para los vecinos, y en las ciudades más importantes existírian locales destinados a este fin exclusivamente, estos lugares eran llamados casas de jarâây.

Estos lugares destinados a la prostitución estarían situados fuera de la medina , en el entorno de las ciudades, y como nos relata Ibn Abdûn, cerca de los monasterios cristianos: "Debe impedirse que las mujeres musulmanas que entren en las abominables Iglesias, porque los clérigos son libertinos fornicadores y sodomitas. Asimismo debe prohibirse a las mujeres francas que entren en la iglesia más que en días de función o fiesta, porque allí comen, beben, fornican con los clérigos y no hay uno de ellos que no tenga dos o mas de estas mujeres con que acostarse."

Como pasaba en el mundo romano el oficio de prostituta también estaba regulado por el fisco, por lo que si una mujer quería ejercer la prostitución estaba obligada a pagar un tributo, además su condición social también era de marginación total, rechazadas completamente en el ámbito público. Aunque se conoce el caso de una famosa prostituta cordobesa llamada Rasis, que formó parte del cortejo oficial de Abd al-Rahmân  III.

Así vemos como Ibn Addûn, nos señala algunas normas que tienen que cumplir las prostitutas : Deberá prohibirse que las mujeres de las casas llanas se descubran las cabezas fuera de la alhóndiga, así como que las mujeres honradas usen los mismos adornos que ellas. prohíbaseles que usen la coquetería cuando estén entre ellas y que hagan fiestas, aunque  se les hubiere autorizado. A las bailarinas se les prohibirá que se destapen el rostro."

Por último mencionar que estas medidas restrictivas respecto a la prostitución variaban bastante segun la región donde te encontrases, así parece ser que en AL-Andalus y el Magreb tenían leyes más restrictivas que en el Oriente, donde las prostitutas se exhibían más libremente por las calles.

Así algunos viajeros musulmanes como el damasceno Iban al-Muyawir y el tangerino Ibn Battuta se sorprrenden de algunas costumbres  en las ciudades musulmanas de Arabia del Sur, como Adén o Ldiq:
La gente de esta ciudad no desaprueba las malas costumbres; más aún, los habitantes de toda la región hacen lo mismo. Compran bellas muchachas griegas y las dedican al vicio, de modo que cada una de ellas, para cumplir, tiene que pasarle un tributo a su dueño. He oído decir que estas jóvees esclavas entran en los baños con los hombres y el que quiere enviciarse lo hace allí mismo, sin que nadie se lo reproche. Me contaron que el cadí de la ciudad tiene varias esclavas dedicadas a esto" -Tazi, t II,p.169; Fanjul y Arbós,  p 382.

Las qiyän: Cortesanas de lujo

Dentro de los límites de la prostitución se encontraba la figura de la tabernera, cantora o bailarina, que aunque oficialmente  no se dedicasen a la prostitución, oficiosamente también ofrecerían servicios sexuales, ya que este tipo de mujeres trabajaban en un ambiente similar al de la prostitución.

Dentro de la tradición musulmana, destacaba el oficio de cantora, las qiyän, esclavas que  habían recibido una educación especial en artes como la música, la poesía, la lectura, la danza, etc.  por lo que eran esclavas apreciadas y cotizadas. Ademas de estas artes desde pequeñas se las instruía en las artes amatorias, convirtiéndolas en una especie de cortesanas de luju, muchas de ellas al servicio  de la Corte para instruir a los hijos de los gobernantes. Dentro de este tipo de prostitución cortesana, también podemos citar las esclavas pertenecientes a las grandes familias, que estaban destinadas por su belleza a una prostitución con menos refinamientos.
Estas cantoras tenían incluso viviendas propias donde trasladaban sus clientes más exclusivos para escucharlas cantar o recitar, y también para tener encuentros sexuales de forma más íntima y reservada 

Como cabe imaginar las qiyãn eran mujeres jóvenes y de extraordinaria belleza, a estas cualidades físicas había que sumar sus exquisitos y refinados adornos y vestidos. Los dueños de las quiyãn las podían "utilizar" de dos maneras, aquellos que las compraban para su disfrute personal, ya sea por sus dotes amatorias o artísticas, y los que las compraban y vendían como un producto comercial, intentando sacar el máximo beneficio económico de estas mujeres.

En cuanto a sus vestimentas, como ya hemos dicho se diferenciaban claramente de las mujeres libres, las fuentes nos hablan de su gusto por las telas y los colores más llamativos, además sus dueños al ser hombres muy ricos les proporcionarían las más exquisitas telas del mercado.

En el estudio que hace Paraskeva sobre la figura de las qiyãn nos habla de una evolución en sus dotes artísticas: en época preislámica sus artes estaban relacionadas con la música, el canto y el baile. Con la llegada de los califas ortodoxos su formación se amplió a otras artes y ciencias, hasta que en la era abasí las qiyãn se convirtieron en mujeres instruidas en todos los aspectos del saber y del arte, desde la filosofía a la poesía, desde el cante a la recitación del Corán, astrología, juegos malabares, teatro de sombras, narradoras de cuentos y leyendas, etc.

Por último, añadir que en cuanto al origen étnico de la qiyãn es tan variado que no podemos establecer que hubiese una etnia o región por la que se decantasen a la hora de elegir a una mujer para estos fines. Por otro lado, los textos literarios también nos muestran toda una variedad de qiyãn en cuanto a su carácter, las hay caprichosas, crueles, bondadosas, descaradas, fieles, etc...

LA FIGURA DE LA ALCAHUETA

Dentro de estas figuras femeninas relacionadas con la sexualidad destacan las alcahuetas, figura de larga tradición en la sociedad árabe, y posteriormente cristiana, ya que la estricta separación de sexos hacía muchas veces imprescindible su labor, para concertar citas y matrimonios. En ambas culturas, tanto cristiana como musulmana tuvo que compartir similares rasgos y características, definida como mujer vieja y entrometida.




BIBLIOGRAFÍA

- Álvarez de Morales, C.; La sociedad de al-Andalus y la sexualidad, Actas del Congreso "Conocer Al-Andalus, Perspectivas desde el Siglo XXI", Sevilla, 2010, pp. 43-73.
   
- Jreis Navarro, L.M; Brujas, prostitutas, esclavas o peregrinas: Estereotipos femeninos en los relatos de viajeros musulmanes del Medievo, Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos. Sección Árabe-Islam; Vol 63, 2014.

- Moral Molina, C.; Arquetipos y estereotipos femeninos a través de la poesía andalusí, Mujeres y sociedad islámica: una visión plural / coord. por María Isabel Calero Secall, 2006, págs. 253-286.

- Paraskeva, Tsampika-Mika. "Hetairas y Qiyan: El arte de la seducción". Miscelánea de estuios árabes y hebraicos. Sección Árabe-Islam. Vol. 59, 2010, págs. 63-90.

http://www.libreria-mundoarabe.com/Boletines/n%BA58%20Mar.08
fuente: http://historsex.blogspot.com.es/2014/10/prostitucion-en-al-andalus.html



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